Reina Schlegel
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Reina Schlegel
Nombre completo: Reina Aila Schlegel Kekkonen
Fonética del nombre: Ráina Éila Shláguel Kekkónen
Apodos: Reini. Ama que la llamen así.
Edad: 18
Sexo: Fémina
Lugar de procedencia: Helsinki, Finlandia
Carrera u curso: 2º Curso
Descripción Física:
{Cuerpo}
Es alta (177 cm), rasgo claramente heredado de su padre. Bastante delgada también, su cuerpo se asemeja al de una modelo, pero más nutrida y sana. Está acostumbrada a comer muchísima verdura y pocos dulces, ya que le desagradan un poco, y practica bastante ejercicio. Nada en particular, lo que le venga de gusto pero con tal de mantenerse en forma. Al estar bastante delgada, no tiene un cuerpo excesivamente curvo ni unos pechos demasiado grandes (aunque sí muy redondos), pero lo suple con su piel. Blanca y delicada, a Reina no le gusta tomar el sol y la cuida bastante para que luzca bonita y sobre todo muy suave al tacto.
{Cabello}
Grueso y abundante, le cuesta muchos cuidados mantenerlo suave, pero se desvive por su cabellera. No le importa pasarse más de una hora para lavarla y secarla adecuadamente, si luego lucirá preciosa. Posee un brillo excesivo 'por defecto'; hace tiempo que no se corta el pelo seriamente y por es lo bastante largo para cubrir sus pechos. Tiene un gran surtido de cintas y accesorios para el cabello que suele usar, aunque no le gusta recogérselo. Es rubia, pero de un bonito tono dorado... heredado de sus abuelas, supone.
{Cara}
Bella y armoniosa por lo pequeñita, si bien su nariz es recta y algo achatada. Un rasgo que la carecteriza, pero que, en su opinión, no la afea; y si lo hace, queda tapada por el brillo de unos ojos azul cielo que atraen las miradas ajenas. Su mirada es curiosa, pero a su vez algo fría y distante, como si estuviese en otra parte, acentuando esa sensación por su manía de mantener los ojos algo más abiertos de lo normal. Le encanta perfilarlos con lápiz de ojos negro, dándole más profundidad y resaltando más su color claro. Sus labios son muy carnosos y sensuales. Invitan a rozarlos con su color natural rosado, aunque Reina gusta de pintalabios de tonos rojizos. Suele mantenerlos levemente fruncidos, como quien está permanentemente preocupado, aunque no lo esté. Es difícil hacerle sonrojar, pero quien lo logre podrá ver unas mejillas de un agradable tono rosado en contraste al blanco de su piel.
{Vestimenta}
Oh, la ropa. Reina ama la moda y tiene el dinero suficiente como para comprar lo que le guste, así que lo aprovecha al máximo. Grandes y pequeñas marcas, centros comerciales, pequeños negocios y ropa a medida, cualquier cosa le vale mientras le guste y le haga sentir bien. Suele llevar prendas que realcen su figura, que le queden bien no sólo al cuerpo, sino también a su tono de piel. Odia el marrón y el naranja. No le gusta llevar colores muy chillones que no hagan más que desentonar, sino que tiende a poseer cantidades industriales de ropa elegante de colores tales como negro y blanco, rojo y azul oscuro. Le encanta lucir sensual, sentirse guapa, por lo que es frecuente verla con prendas sugerentes pero desde un punto elegante, no sucio. Vestidos es lo que predomina en su armario; lo inexistente, ropa de sport y jeans, a menos que sean shorts.
Descripción Psicológica:
Ambigua. Algo puede gustarle, y no gustarle a la vez. Piensa cosas contradictorias, cree en algo pero busca razones para desarmarlo, siempre tiende a rebatirse a sí misma. Su opinión es muy cambiante, su caracter no es muy marcado, sino que fluctúa. Igual que su humor. Puede mostrarse curiosa y como en trance, en una actitud falsamente ingenua; puede explotar su lado coqueto y sensual, le encanta el flirteo; puede convertirse en la persona más educada, sensata y estudiosa, o ser una rebelde sin causa.
Y aun esa versalitidad, cada punto de ella, cada manifestación de Reina, es por igual real; no lo hace aposta, no finge nada, ella es así. No descarta ningún trastorno, porque eso le viene de familia. A veces, llama a cada parte de ella misma de una distinta forma, aunque no tiene síntomas de identidad disociativa; su hermano, Haakon, dice que simplemente está algo loca. Cosas de ser la primogénita.
No es especialmente bromista. En realidad se mantiene en una seriedad curiosa, observándolo todo alrededor. Es normal en ella que fije la mirada en alguien por mucho tiempo; puede hacerlo sin darse cuenta, adrede para molestar o porque esa persona la atrae. Normalmente eso va acompañado de un fruncimiento mayor de los labios. Aunque ella no haga bromas, no quiere decir que no disfrute de ellas. Le encanta que le hagan bromas, le encanta verlas y ríe con ellas. Pero más le gusta que la toquen, que la miren y que le den algo de atención. Cualquier buen comentario es bien recibido. Cualquier crítica... también. Ama que la critiquen, que le digan sus fallos. Conversar sobre esas cosas es uno de sus intereses, la mete en un estado de felicidad absoluta. No siente ningún pudor por nada, para ella no existen los tabús. Es clara y concisa, igualmente sincera: dice lo que piensa de una forma directa. No le importa decirle a alguien que acaba de conocer a la cara que es guapísimo, o que la atrae. Para ella esas cosas son normales. ¿Vergüenza? Ninguna. De nada.
Le encantan los juegos y no duda en participar en los que le salgan. Muy morbosa, le encanta todo lo que es polémico. No le importa si ella hace aumentar la polémica o no, disfruta con esos temas como una niña. Es una viva la vida, por eso no rechazará nada que le vaya a aportar diversión. Y por diversión se entiende cualquier cosa, al menos para Reina; le divierte hasta el dolor, la tensión. No hay nada mejor que una situación que la ponga a prueba, que le obligue a pensar, que la limite de una forma brutal. Pese a que le gusta dominar, ser dominada también es algo placentero para ella. Algo (sado)masoquista. De por sí no es fiel, sino que necesita un aliciente. Si se aburre, se va. Pero cuando alguien consigue engancharla, se convierte en una especie de adicta que hará de todo por obtener más, y por dar más a la otra persona. Ama, y de verdad, pero eso sólo se nota con la persona que ama.
No es muy trabajadora ni constante. Suele entusiasmarse con las novedades, pero a medida que pasa el tiempo se cansa de los proyectos que disten de ser lo que ella realmente desea. Lo que tiene bien claro que tiene, eso sí que lo persigue con perseverancia, pero poco más. No le gusta hacer sobreesfuerzos y por eso se esfuerza lo mínimo para sacarlo todo con lo máximo que pueda. Claro que si sacar lo máximo comporta trabajar mucho, lo hará; su orgullo y tenacidad son superiores a la pereza.
Muy sociable. Le encanta hablar con la gente, establecer nuevas relaciones. Un plus al favor de eso es que carece de prejuicios: ella es una mera observadora, primero ve las cosas tal y como son y luego actúa, pero no juzga nada sin conocerlo. Aunque es pésima dando consejos (no es que no los dé, es que los da... incorrectos), sí es alguien capaz de pasarse tres horas escuchando el desahogo de un amigo y mantener su atención en todo momento, así que es una buena opción cuando los demás necesitan hablar de ello. Escucha, consuela, o anima; da igual qué le echen, ella lo hace.
Orientación sexual:
Claramente bisexual, y encantada de serlo, graciasdenada.
Historia: tan breve como sea posible
Reina Aila fue la primera hija de un matrimonio que estaba más que roto desde el mismo momento en que se casaron sus padres. De hecho, era imposible antes siquiera de que decidieran salir juntos. El novio era Heinrich Schlegel, alemán de 18 años, y su madre Hanne Kekkonen, finesa de la misma edad. Él, empresario, tenía un puesto importante en el grupo bancario de la familia materna junto a otra, el Lasse-Berema Group, y ella era chica de clase media. Apenas un año de relación tortuosa acabó en matrimonio algo forzado por las familias y por el mismo Heini, pero duró bien poco.
Su madre, Hanne, sabía bien lo que tenía su marido con su hermano, Reinhard. Una relación poco usual y muy polémica de ser oficial, pero que tenía sus causas: dos hermanos se criaron como rivales y la violencia entre ellos acabó en algo más. Heini buscaba dejar atrás eso, aun sabiendo en el interior que era imposible, y Hanne quería darle al chico la estabilidad que Reinhard no le daba. Una serie de encuentros entre hermanos hicieron resurgir todo lo que había quedado algo aparcado, y Heinrich tuvo que pedir el divorcio poco después, incapaz de ignorar a su hermano.
Reina nació apenas tres meses después de la separación de sus padres. Había sido concebida durante el noviazgo, y las pruebas de ADN determinaron que efectivamene Heinrich era su padre. Sin embargo, éste ya vivía en su propia casa con su hermano, camuflando la relación que mantenían como un simple contrato de conveniencia: “es más fácil pagar una casa entre dos que entre uno”. Mientras, Hanne vivía con sus padres lejos de allí. No hubo batalla por su custodia: la niña fue con su padre. Hanne, quien siempre había sido muy tímida e insegura, no podía hacer más que sentirse culpable por lo ocurrido y en un principio no quiso hacerse cargo de ella. Se instaló, pues, en casa de Heinrich y Reinhard y se crió exclusivamente con ellos hasta los cuatro años. Desde que era un bebé mostró predilección por su tío, a quien llamaba siempre “papá”, pese a las quejas del mismo. Aunque extraño, era un ambiente favorable y nunca necesitó el amor de una madre: ella tenía a sus papás, que la mimaban mucho, y a los demás familiares que se volcaron en ella.
Heinrich intentó, pese a todo, restablecer contacto con Hanne e iniciar una pequeña amistad para ayudarla en todos los aspectos. Se inició la misma, creándose una relación tensa por momentos. Hanne se acercaba a Heini, ella a él, Reini entraba en juego. Una de las discusiones entre los dos hermanos acabó en que Heini volvió a dejar a Hanne embarazada. Al parecer, aún esta no había superado su fracaso sentimental.
Haakon, el hermano de Reina, nació siete meses después. Fue una vida que, por lo prematura, a punto estuvo de apagarse. Por supuesto, su hermana poco pudo entender, y se quedó en casa con un Reinhard dolido por la nueva infidelidad mientras sus padres estaban pendientes del pequeño. Sobrevivió, por supuesto. A partir de ese momento, Hanne decidió ver a sus hijos a menudo y ambos empezaron a vivir viendo a madre y padre. Su vida era extraña y poco convencional, pues para Reina tenía dos padres y una madre, pero no por ello peor. Le enseñaron que su situación, pese a no ser la común, no era mala y así lo aprendieron tanto ella como su hermano.
Creció teniendo una relación especial con Reinhard. Quizás fue su nombre el que lo hizo. Heinrich decidió llamar así a su primogénita con tal de hacer una especie de femenino del nombre de su hermano, pero Reina desde bien pequeña se llamó a sí misma como Reini. Era una niña feliz, astuta y muy activa que retaba a todo el mundo. Pero hubo un problema, que más que perjudicarle hizo cambiar la dinàmica de familia. Heinrich no se había criado como hermano de Reinhard y por lo tanto no supo inculcarles a sus hijos el mismo valor. Hanne podía, pero por entonces se había mudado a Suecia por trabajo, por lo que no tuvo tiempo suficiente de lograrlo. Nació un sentimiento parecido, ambos sabían lo que eran, pero tampoco les dijeron nunca si el incesto estaba bien o mal. Aunque nunca lo oyeron abiertamente, que Reini y Heini estaban juntos era para ellos algo obvio y tan natural como tener dos padres, así que nunca vieron ningún problema en flirtear como dos niños entre sí, de una forma inocente.
Poco a poco, a medida que pasaban los años Reina fue entablando amistad con otros familiares, especialmente Diana y Annette van Bour, hijas de la prima de sus padres. Fueron ellas quienes le dijeron que la sociedad veía mal las relaciones entre familiares, e intentó cortar con eso por miedo. Se distanció un poco de su hermano, aunque fue inútil: este se enganchaba a ella. Su caràcter anteriormente dulce y activo empezó a cambiar, a tornarse más difuminado y fluctuante, y la sometieron a numerosas pruebas para determinar que no sufría ningún trastorno mental, algo común en la familia materna de Heini, la Van Bour. Todo salió negativo, así que se consideró normales sus cambios.
A los 13 años, Hanne regresó a Finlandia, pero Heinrich tuvo que mudarse a Estados Unidos por trabajo. Hubieron conflictos por quién se quedaría a los niños, pues todos coincidían en que lo mejor era no cambiarles el ambiente, pero montaron semejante escena que fue imposible que les dejaran allí. Se fueron a América junto a su padre y Reinhard.
A medida que su hermano iba entrando en la adolescencia, la cosa se complicó para Reina. Ella nunca tuvo problemas con considerar a su hermano como lo que era, pero él incrementó el acoso al que la sometía habitualmente, pidiéndole primero abrazos, luego besos y después intentando llegar a algo más. Ella sabe que no es más que un juego, que debe enamorarse de alguien, pero no quiere dejarle llegar muy lejos. Sigue dándole miedo. A sus dieciocho años aún lidia con el “pesado” de su hermano, intentando apartarle de ella en ese sentido. De hecho, desde los catorce ha pasado por muchos brazos distintos, muchas noches de sexo y relaciones tormentosas con tal de alejarse, que aumentaron la extrañeza de su caràcter. Nunca se enamoró realmente. Está considerando seriamente la posibilidad de buscarse –o fingir- algún novio o novia para que se olvide de ella, o volver a iniciar su etapa de líos.
Familiares:
Heinrich Schlegel
Su padre. Tiene 36 años, y trabaja en el grupo bancario que la familia Van Bour (materna del mismo) posee junto a otra familia amiga, el Lasse-Berema Group. Eso ha hecho que siempre tuviera dinero para comprarle a sus hijos de todo, y eso ha resultado en que su hija ama las compras. Heini es un hombre bueno, muy dedicado y dulce, aunque algo introvertido a la hora de demostrar por medio de palabras sus sentimientos. Eso es culpa de Roca de Hielo Reinhard. Siempre ha sido muy dedicado a sus hijos, por lo que no es raro que Reina lo adore. Aunque a su vez es algo raro, a veces dice que oye voces en su cabeza y, de hecho, alguna vez su hija le ha visto conversar solo, en ocasiones muy puntuales. ¿Demencia? Quizás. Es alto, delgado y ligeramente musculado, un hombre guapísimo –si es así de mayor, cómo sería de joven...-. De pelo negro azabache y ojos azules.
Reinhard Schlegel
Su otro padre o, dicho de forma más clara: su tío y el novio de su padre. Reina adora a Reinhard, aunque sea frío (de ahí que lo llame Roca de Hielo Reini) y con tendencias a la violencia cuando alguien se acerca a Heinrich. Esos celos hacen que su hija de ahogue de satisfacción. No hay nada mejor para ella que poder ver cómo se dan un beso; la derrite. Siempre ha mantenido una relación especial con él. De la misma edad que Heinrich.{Profesión...próximamente n.n}
Hanne Kekkonen
Su madre. Para Reina, es una mujer adorable, pero le falta confianza en sí misma. La considera algo boba e ingenua, la pobre, aunque tiene un corazón de oro y una gran determinación. También tiene el pelo negro, así que... ser rubia le vendrà del Espíritu Santo. O de su abuela. Quién sabe. Es cantante y actriz, pero no muy conocida; su grupo canta en finés y sueco, así que no es mundialmente conocido, y si actúa lo hace en teatro.
Haakon Schlegel
Oh, dios. Su hermano, el diablo, la tentación en persona. ¿Por qué le tenía que poner tan difícil resistirse a él? Es tan guapo. Pero realmente TAN guapo y atrayente que intenta pasar de él. Haakon se lo impide, la provoca constantemente y reclama su atención “de hermana”, pero con segundas intenciones. Por favor, que se eche novia. Simplemente. Una buena persona demasiado preocupada por disfrutar de la vida o, mejor dicho, de las chicas guapas, el sexo y el dinero. Y sí, es adorable y le quiere, pero sólo como hermano. Porque no tiene otro sentimiento hacia él. Aunque a veces quiera pillarlo en una habitación a solas, y é lle ponga las cosas fáciles para lograrlo. Es horrible, horrible.
Niel Schlegel
El retoño de Reinhard. Se llevan un año, pero ¿qué más da? Es una preciosidad de chico, y no sólo por el carácter. Esa piel, esos ojos, esos labios... No es de extrañar que hayan tenido más de un roce. De hecho, ya le guarda un buen recuerdo: el primer beso del chico, aunque más que cosa de dos fue de tres. Llevan una relación buena y Niel sabe que puede contar con ella, pero de vez en cuando salen a la luz de nuevo las tensiones sexuales entre ellos.
Temores:
•Caer en las trampas de su hermano.
•Que Reinhard acabe realmente mal, por sus peleas.
•Que Heinrich sufra por un Reinhard herido, o que se le vaya la cabeza definitivamente.
Pertenencias:
•Un gatito pequeño y muy independiente, pero con caràcter suficiente para arañarle las piernas si se olvida de alimentarlo. Es un British Shorthair llamado Luca.
Otros datos:
•Habla finés, alemán e inglés con soltura. Eso es culpa de que desde los tres años estudia esos idiomas. Como pariente de los Van Bour, tiene como asignatura pendiente el sueco.
•Tiene muchas manías, tales como la perfecta simetría, las cosas en su sitio siempre, las manos bien limpias y los lápices afilados.
Fonética del nombre: Ráina Éila Shláguel Kekkónen
Apodos: Reini. Ama que la llamen así.
Edad: 18
Sexo: Fémina
Lugar de procedencia: Helsinki, Finlandia
Carrera u curso: 2º Curso
Descripción Física:
{Cuerpo}
Es alta (177 cm), rasgo claramente heredado de su padre. Bastante delgada también, su cuerpo se asemeja al de una modelo, pero más nutrida y sana. Está acostumbrada a comer muchísima verdura y pocos dulces, ya que le desagradan un poco, y practica bastante ejercicio. Nada en particular, lo que le venga de gusto pero con tal de mantenerse en forma. Al estar bastante delgada, no tiene un cuerpo excesivamente curvo ni unos pechos demasiado grandes (aunque sí muy redondos), pero lo suple con su piel. Blanca y delicada, a Reina no le gusta tomar el sol y la cuida bastante para que luzca bonita y sobre todo muy suave al tacto.
{Cabello}
Grueso y abundante, le cuesta muchos cuidados mantenerlo suave, pero se desvive por su cabellera. No le importa pasarse más de una hora para lavarla y secarla adecuadamente, si luego lucirá preciosa. Posee un brillo excesivo 'por defecto'; hace tiempo que no se corta el pelo seriamente y por es lo bastante largo para cubrir sus pechos. Tiene un gran surtido de cintas y accesorios para el cabello que suele usar, aunque no le gusta recogérselo. Es rubia, pero de un bonito tono dorado... heredado de sus abuelas, supone.
{Cara}
Bella y armoniosa por lo pequeñita, si bien su nariz es recta y algo achatada. Un rasgo que la carecteriza, pero que, en su opinión, no la afea; y si lo hace, queda tapada por el brillo de unos ojos azul cielo que atraen las miradas ajenas. Su mirada es curiosa, pero a su vez algo fría y distante, como si estuviese en otra parte, acentuando esa sensación por su manía de mantener los ojos algo más abiertos de lo normal. Le encanta perfilarlos con lápiz de ojos negro, dándole más profundidad y resaltando más su color claro. Sus labios son muy carnosos y sensuales. Invitan a rozarlos con su color natural rosado, aunque Reina gusta de pintalabios de tonos rojizos. Suele mantenerlos levemente fruncidos, como quien está permanentemente preocupado, aunque no lo esté. Es difícil hacerle sonrojar, pero quien lo logre podrá ver unas mejillas de un agradable tono rosado en contraste al blanco de su piel.
{Vestimenta}
Oh, la ropa. Reina ama la moda y tiene el dinero suficiente como para comprar lo que le guste, así que lo aprovecha al máximo. Grandes y pequeñas marcas, centros comerciales, pequeños negocios y ropa a medida, cualquier cosa le vale mientras le guste y le haga sentir bien. Suele llevar prendas que realcen su figura, que le queden bien no sólo al cuerpo, sino también a su tono de piel. Odia el marrón y el naranja. No le gusta llevar colores muy chillones que no hagan más que desentonar, sino que tiende a poseer cantidades industriales de ropa elegante de colores tales como negro y blanco, rojo y azul oscuro. Le encanta lucir sensual, sentirse guapa, por lo que es frecuente verla con prendas sugerentes pero desde un punto elegante, no sucio. Vestidos es lo que predomina en su armario; lo inexistente, ropa de sport y jeans, a menos que sean shorts.
Descripción Psicológica:
Ambigua. Algo puede gustarle, y no gustarle a la vez. Piensa cosas contradictorias, cree en algo pero busca razones para desarmarlo, siempre tiende a rebatirse a sí misma. Su opinión es muy cambiante, su caracter no es muy marcado, sino que fluctúa. Igual que su humor. Puede mostrarse curiosa y como en trance, en una actitud falsamente ingenua; puede explotar su lado coqueto y sensual, le encanta el flirteo; puede convertirse en la persona más educada, sensata y estudiosa, o ser una rebelde sin causa.
Y aun esa versalitidad, cada punto de ella, cada manifestación de Reina, es por igual real; no lo hace aposta, no finge nada, ella es así. No descarta ningún trastorno, porque eso le viene de familia. A veces, llama a cada parte de ella misma de una distinta forma, aunque no tiene síntomas de identidad disociativa; su hermano, Haakon, dice que simplemente está algo loca. Cosas de ser la primogénita.
No es especialmente bromista. En realidad se mantiene en una seriedad curiosa, observándolo todo alrededor. Es normal en ella que fije la mirada en alguien por mucho tiempo; puede hacerlo sin darse cuenta, adrede para molestar o porque esa persona la atrae. Normalmente eso va acompañado de un fruncimiento mayor de los labios. Aunque ella no haga bromas, no quiere decir que no disfrute de ellas. Le encanta que le hagan bromas, le encanta verlas y ríe con ellas. Pero más le gusta que la toquen, que la miren y que le den algo de atención. Cualquier buen comentario es bien recibido. Cualquier crítica... también. Ama que la critiquen, que le digan sus fallos. Conversar sobre esas cosas es uno de sus intereses, la mete en un estado de felicidad absoluta. No siente ningún pudor por nada, para ella no existen los tabús. Es clara y concisa, igualmente sincera: dice lo que piensa de una forma directa. No le importa decirle a alguien que acaba de conocer a la cara que es guapísimo, o que la atrae. Para ella esas cosas son normales. ¿Vergüenza? Ninguna. De nada.
Le encantan los juegos y no duda en participar en los que le salgan. Muy morbosa, le encanta todo lo que es polémico. No le importa si ella hace aumentar la polémica o no, disfruta con esos temas como una niña. Es una viva la vida, por eso no rechazará nada que le vaya a aportar diversión. Y por diversión se entiende cualquier cosa, al menos para Reina; le divierte hasta el dolor, la tensión. No hay nada mejor que una situación que la ponga a prueba, que le obligue a pensar, que la limite de una forma brutal. Pese a que le gusta dominar, ser dominada también es algo placentero para ella. Algo (sado)masoquista. De por sí no es fiel, sino que necesita un aliciente. Si se aburre, se va. Pero cuando alguien consigue engancharla, se convierte en una especie de adicta que hará de todo por obtener más, y por dar más a la otra persona. Ama, y de verdad, pero eso sólo se nota con la persona que ama.
No es muy trabajadora ni constante. Suele entusiasmarse con las novedades, pero a medida que pasa el tiempo se cansa de los proyectos que disten de ser lo que ella realmente desea. Lo que tiene bien claro que tiene, eso sí que lo persigue con perseverancia, pero poco más. No le gusta hacer sobreesfuerzos y por eso se esfuerza lo mínimo para sacarlo todo con lo máximo que pueda. Claro que si sacar lo máximo comporta trabajar mucho, lo hará; su orgullo y tenacidad son superiores a la pereza.
Muy sociable. Le encanta hablar con la gente, establecer nuevas relaciones. Un plus al favor de eso es que carece de prejuicios: ella es una mera observadora, primero ve las cosas tal y como son y luego actúa, pero no juzga nada sin conocerlo. Aunque es pésima dando consejos (no es que no los dé, es que los da... incorrectos), sí es alguien capaz de pasarse tres horas escuchando el desahogo de un amigo y mantener su atención en todo momento, así que es una buena opción cuando los demás necesitan hablar de ello. Escucha, consuela, o anima; da igual qué le echen, ella lo hace.
Orientación sexual:
Claramente bisexual, y encantada de serlo, graciasdenada.
Historia: tan breve como sea posible
Reina Aila fue la primera hija de un matrimonio que estaba más que roto desde el mismo momento en que se casaron sus padres. De hecho, era imposible antes siquiera de que decidieran salir juntos. El novio era Heinrich Schlegel, alemán de 18 años, y su madre Hanne Kekkonen, finesa de la misma edad. Él, empresario, tenía un puesto importante en el grupo bancario de la familia materna junto a otra, el Lasse-Berema Group, y ella era chica de clase media. Apenas un año de relación tortuosa acabó en matrimonio algo forzado por las familias y por el mismo Heini, pero duró bien poco.
Su madre, Hanne, sabía bien lo que tenía su marido con su hermano, Reinhard. Una relación poco usual y muy polémica de ser oficial, pero que tenía sus causas: dos hermanos se criaron como rivales y la violencia entre ellos acabó en algo más. Heini buscaba dejar atrás eso, aun sabiendo en el interior que era imposible, y Hanne quería darle al chico la estabilidad que Reinhard no le daba. Una serie de encuentros entre hermanos hicieron resurgir todo lo que había quedado algo aparcado, y Heinrich tuvo que pedir el divorcio poco después, incapaz de ignorar a su hermano.
Reina nació apenas tres meses después de la separación de sus padres. Había sido concebida durante el noviazgo, y las pruebas de ADN determinaron que efectivamene Heinrich era su padre. Sin embargo, éste ya vivía en su propia casa con su hermano, camuflando la relación que mantenían como un simple contrato de conveniencia: “es más fácil pagar una casa entre dos que entre uno”. Mientras, Hanne vivía con sus padres lejos de allí. No hubo batalla por su custodia: la niña fue con su padre. Hanne, quien siempre había sido muy tímida e insegura, no podía hacer más que sentirse culpable por lo ocurrido y en un principio no quiso hacerse cargo de ella. Se instaló, pues, en casa de Heinrich y Reinhard y se crió exclusivamente con ellos hasta los cuatro años. Desde que era un bebé mostró predilección por su tío, a quien llamaba siempre “papá”, pese a las quejas del mismo. Aunque extraño, era un ambiente favorable y nunca necesitó el amor de una madre: ella tenía a sus papás, que la mimaban mucho, y a los demás familiares que se volcaron en ella.
Heinrich intentó, pese a todo, restablecer contacto con Hanne e iniciar una pequeña amistad para ayudarla en todos los aspectos. Se inició la misma, creándose una relación tensa por momentos. Hanne se acercaba a Heini, ella a él, Reini entraba en juego. Una de las discusiones entre los dos hermanos acabó en que Heini volvió a dejar a Hanne embarazada. Al parecer, aún esta no había superado su fracaso sentimental.
Haakon, el hermano de Reina, nació siete meses después. Fue una vida que, por lo prematura, a punto estuvo de apagarse. Por supuesto, su hermana poco pudo entender, y se quedó en casa con un Reinhard dolido por la nueva infidelidad mientras sus padres estaban pendientes del pequeño. Sobrevivió, por supuesto. A partir de ese momento, Hanne decidió ver a sus hijos a menudo y ambos empezaron a vivir viendo a madre y padre. Su vida era extraña y poco convencional, pues para Reina tenía dos padres y una madre, pero no por ello peor. Le enseñaron que su situación, pese a no ser la común, no era mala y así lo aprendieron tanto ella como su hermano.
Creció teniendo una relación especial con Reinhard. Quizás fue su nombre el que lo hizo. Heinrich decidió llamar así a su primogénita con tal de hacer una especie de femenino del nombre de su hermano, pero Reina desde bien pequeña se llamó a sí misma como Reini. Era una niña feliz, astuta y muy activa que retaba a todo el mundo. Pero hubo un problema, que más que perjudicarle hizo cambiar la dinàmica de familia. Heinrich no se había criado como hermano de Reinhard y por lo tanto no supo inculcarles a sus hijos el mismo valor. Hanne podía, pero por entonces se había mudado a Suecia por trabajo, por lo que no tuvo tiempo suficiente de lograrlo. Nació un sentimiento parecido, ambos sabían lo que eran, pero tampoco les dijeron nunca si el incesto estaba bien o mal. Aunque nunca lo oyeron abiertamente, que Reini y Heini estaban juntos era para ellos algo obvio y tan natural como tener dos padres, así que nunca vieron ningún problema en flirtear como dos niños entre sí, de una forma inocente.
Poco a poco, a medida que pasaban los años Reina fue entablando amistad con otros familiares, especialmente Diana y Annette van Bour, hijas de la prima de sus padres. Fueron ellas quienes le dijeron que la sociedad veía mal las relaciones entre familiares, e intentó cortar con eso por miedo. Se distanció un poco de su hermano, aunque fue inútil: este se enganchaba a ella. Su caràcter anteriormente dulce y activo empezó a cambiar, a tornarse más difuminado y fluctuante, y la sometieron a numerosas pruebas para determinar que no sufría ningún trastorno mental, algo común en la familia materna de Heini, la Van Bour. Todo salió negativo, así que se consideró normales sus cambios.
A los 13 años, Hanne regresó a Finlandia, pero Heinrich tuvo que mudarse a Estados Unidos por trabajo. Hubieron conflictos por quién se quedaría a los niños, pues todos coincidían en que lo mejor era no cambiarles el ambiente, pero montaron semejante escena que fue imposible que les dejaran allí. Se fueron a América junto a su padre y Reinhard.
A medida que su hermano iba entrando en la adolescencia, la cosa se complicó para Reina. Ella nunca tuvo problemas con considerar a su hermano como lo que era, pero él incrementó el acoso al que la sometía habitualmente, pidiéndole primero abrazos, luego besos y después intentando llegar a algo más. Ella sabe que no es más que un juego, que debe enamorarse de alguien, pero no quiere dejarle llegar muy lejos. Sigue dándole miedo. A sus dieciocho años aún lidia con el “pesado” de su hermano, intentando apartarle de ella en ese sentido. De hecho, desde los catorce ha pasado por muchos brazos distintos, muchas noches de sexo y relaciones tormentosas con tal de alejarse, que aumentaron la extrañeza de su caràcter. Nunca se enamoró realmente. Está considerando seriamente la posibilidad de buscarse –o fingir- algún novio o novia para que se olvide de ella, o volver a iniciar su etapa de líos.
Familiares:
Heinrich Schlegel
Su padre. Tiene 36 años, y trabaja en el grupo bancario que la familia Van Bour (materna del mismo) posee junto a otra familia amiga, el Lasse-Berema Group. Eso ha hecho que siempre tuviera dinero para comprarle a sus hijos de todo, y eso ha resultado en que su hija ama las compras. Heini es un hombre bueno, muy dedicado y dulce, aunque algo introvertido a la hora de demostrar por medio de palabras sus sentimientos. Eso es culpa de Roca de Hielo Reinhard. Siempre ha sido muy dedicado a sus hijos, por lo que no es raro que Reina lo adore. Aunque a su vez es algo raro, a veces dice que oye voces en su cabeza y, de hecho, alguna vez su hija le ha visto conversar solo, en ocasiones muy puntuales. ¿Demencia? Quizás. Es alto, delgado y ligeramente musculado, un hombre guapísimo –si es así de mayor, cómo sería de joven...-. De pelo negro azabache y ojos azules.
Reinhard Schlegel
Su otro padre o, dicho de forma más clara: su tío y el novio de su padre. Reina adora a Reinhard, aunque sea frío (de ahí que lo llame Roca de Hielo Reini) y con tendencias a la violencia cuando alguien se acerca a Heinrich. Esos celos hacen que su hija de ahogue de satisfacción. No hay nada mejor para ella que poder ver cómo se dan un beso; la derrite. Siempre ha mantenido una relación especial con él. De la misma edad que Heinrich.
Hanne Kekkonen
Su madre. Para Reina, es una mujer adorable, pero le falta confianza en sí misma. La considera algo boba e ingenua, la pobre, aunque tiene un corazón de oro y una gran determinación. También tiene el pelo negro, así que... ser rubia le vendrà del Espíritu Santo. O de su abuela. Quién sabe. Es cantante y actriz, pero no muy conocida; su grupo canta en finés y sueco, así que no es mundialmente conocido, y si actúa lo hace en teatro.
Haakon Schlegel
Oh, dios. Su hermano, el diablo, la tentación en persona. ¿Por qué le tenía que poner tan difícil resistirse a él? Es tan guapo. Pero realmente TAN guapo y atrayente que intenta pasar de él. Haakon se lo impide, la provoca constantemente y reclama su atención “de hermana”, pero con segundas intenciones. Por favor, que se eche novia. Simplemente. Una buena persona demasiado preocupada por disfrutar de la vida o, mejor dicho, de las chicas guapas, el sexo y el dinero. Y sí, es adorable y le quiere, pero sólo como hermano. Porque no tiene otro sentimiento hacia él. Aunque a veces quiera pillarlo en una habitación a solas, y é lle ponga las cosas fáciles para lograrlo. Es horrible, horrible.
Niel Schlegel
El retoño de Reinhard. Se llevan un año, pero ¿qué más da? Es una preciosidad de chico, y no sólo por el carácter. Esa piel, esos ojos, esos labios... No es de extrañar que hayan tenido más de un roce. De hecho, ya le guarda un buen recuerdo: el primer beso del chico, aunque más que cosa de dos fue de tres. Llevan una relación buena y Niel sabe que puede contar con ella, pero de vez en cuando salen a la luz de nuevo las tensiones sexuales entre ellos.
Temores:
•Caer en las trampas de su hermano.
•Que Reinhard acabe realmente mal, por sus peleas.
•Que Heinrich sufra por un Reinhard herido, o que se le vaya la cabeza definitivamente.
Pertenencias:
•Un gatito pequeño y muy independiente, pero con caràcter suficiente para arañarle las piernas si se olvida de alimentarlo. Es un British Shorthair llamado Luca.
Otros datos:
•Habla finés, alemán e inglés con soltura. Eso es culpa de que desde los tres años estudia esos idiomas. Como pariente de los Van Bour, tiene como asignatura pendiente el sueco.
•Tiene muchas manías, tales como la perfecta simetría, las cosas en su sitio siempre, las manos bien limpias y los lápices afilados.
© Kàa, roleadora de Reina Schlegel. Texto sujeto a derechos de autor, por favor, no tomar sin permiso ^^.
En construcción. Perfil provisional~
Reina Schlegel- Estudiante, 2º curso.
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